Por: Blanca Gonzales
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(Foto: Hablando Claro) |
Esperar un mundo libre de incertidumbres o, siendo un poco egoístas, un país mejor en condiciones y calidad de vida, capacitado para afrontar las diversas problemáticas que aquejan la estabilidad de una sociedad esperanzadora, interesado por el consumo excesivo de los recursos o la poca responsabilidad de empresas que explotan lo dado por nuestra diversidad ecológica, que se preocupa por las formas de gobernanzas establecidas como lo hacía el caballero de los mares y, sobre todo, un país preparado para desafiar los retos que implican los nuevos advenimientos de incertidumbres, hoy parece un sueño inalcanzable y una esperanza frustrada.
Desde tiempos inmemorables que venimos presenciando sucesos devastadores para la sociedad peruana, incertidumbres cotidianas que afectan a unos mucho más que otros y una minoría que ha sabido adaptarse y aprovechar las nuevas e inquietantes realidades.
Ciertamente, el Perú ha mostrado deficiencias para controlar catástrofes como los desastres naturales o epidemias tan perjudiciales como la peste bubónica. Estas se han pronunciado más y, de cierta manera, han impedido el desarrollo del país a una escala más rápida. Solo fijémonos en la actitud que ha tomado frente a la pandemia de COVID – 19 y la guerra de Ucrania. En las dos, su respuesta nos ha direccionado a una crisis alimentaria y, como no, a un retroceso del desarrollo humano.
El retroceso debido, en parte a las múltiples desigualdades que existen y que se han acentuado más con la llegada del COVID - 19, generando un mayor desequilibrio entre las personas tanto a nivel de responsabilidades como en cuanto a acceso y calidad de educación. También se da por el cambio climático en relación con estas desigualdades. Los incendios, las cuestionables temperaturas y, en sí, todas las crisis climáticas o cambios provocados por el Antropoceno son resultados de las fuerzas inducidas por el ser humano.
Otra incertidumbre que retrasa el desarrollo es la intensificación de la polarización política y social dentro del país. El hecho de que los sistemas políticos aplicados no demuestran una repartición equitativa entre los ciudadanos pese a ser una república democrática, haciéndolos sentir aislados, es signo de lo mal establecido e inseguro que está el Perú.
Claramente, estamos ante una situación preocupante. El Perú se está deteriorando por su condición, porque no tiene armas para enfrentar las nuevas y complejas incertidumbres, porque es un país guiado por las desigualdades, lo cual acentúa más la imposibilidad de remediar la inseguridad, así como el retroceso democrático. Ante ello, es necesario plantear nuevas estrategias que no solo ayuden a resolver estos problemas, sino también a detectar las futuras incertidumbres para estar preparados.
Más información: INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO 2021/2022 PANORAMA GENERAL
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