Por: Blanca Gonzales
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(Foto: Ibon Peréz) |
Bien sabemos que el bullying es un acto denigrante y violento que perjudica y trae consecuencias desfavorables en las personas, y más si se trata de estudiantes. Un caso particular de Piura y que deja mucho que pensar es el de un menor que quedó inconsciente tras ser asfixiado por cuatro compañeros de la misma institución y no encontrar respuesta inmediata por parte de los directivos ni de las autoridades.
¿Qué está pasando? ¿Por qué la institución no hace nada al respecto? ¿Qué educación les dan los padres a esos niños? Y ¿Por qué no se han tomado medidas contra esta clara violencia?, son preguntas que me hago al notar la mala decisión por parte del Ministerio de Educación, un órgano rector encargado de velar por los derechos de los estudiantes y, sin embargo, que muestra cierta incapacidad para tomar cartas en el asunto.
¡Y los padres! ¿dónde están? Es un hecho que para muchos estudiantes la atención y el cuidado por parte de sus familiares son recursos de los que carecen, razón por la cual se ven desprotegidos y expuestos ante amenazas como el bullying. A ello se suma el entorno familiar donde han crecido y la educación recibida por parte de ellos, que desde ya se refleja muy deteriorada y mal realizada, pues un niño bien formado es incapaz de exponerse como un agresor, sino por el contrario buscará aminorar esta problemática.
Los profesores, que se suponen son los guiadores y los que encaminaran a los alumnos a ser mejores personas para la sociedad, resultan estar descalificados para su labor como educadores y ello es algo que no debería pasar, pues en su tarea está el vigilar y corregir cualquier acto imprudente y perjudicial, no solo para la victima sino además para la institución en donde laboran.
Como vemos, en las instituciones de Piura hay un grave problema no solo para detectar y contrarrestar actitudes erróneas entre los escolares, sino también capacidad para tomar medidas adecuadas, buscar estrategias provechosas y con buenos resultados ante escenarios como el bullying escolar. En resumen, hay que enseñarles a estas escuelas a mejorar su deficiencia en cuanto a educar.
En tal sentido, exijo a todas las autoridades, tanto educativas como regionales, así mismo a los padres a que no minimicen ni resten importancia a casos relacionados con el bullying, por el contrario, los oriento a que tomen mejores estrategias que no recaigan solamente en la expulsión o suspensión del estudiante, sino en una estrategia que permita al agresor reflexionar sobre su comportamiento y, lo más importante, que no vuelva adoptar actitudes violentas.
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